El implicar a los padres de familia en el
proceso educativo es muy necesario,
sabemos que ellos son una parte fundamental para poder lograr las metas
planteadas, es por ello que de manera recurrente se les busca involucrar en las
actividades escolares. Así mismo, es sabido que la formación de los estudiantes
debe ser una tarea compartida entre escuela y hogar, ya que son evidentes los
beneficios que trae consigo el que se trabaje de manera articulada y cercana.
¿Cómo pueden apoyar los padres de familia el trabajo
escolar?
-Manteniendo una buena comunicación con el docente
-Apoyando a sus hijos con las tareas escolares
-Participando en las actividades escolares
-Atendiendo las sugerencias e indicaciones del docente
Estas son algunas acciones que los padres de
familia pueden realizar en apoyo a la labor de la escuela, y que, sabemos, son
de gran beneficio para los alumnos y el proceso educativo en general.
Currículo del
hogar: Acciones específicas de la vida familiar que
se corresponden con el éxito del alumno en el aprendizaje académico
Aunque no es solo de ésta manera como los
padres de familia pueden apoyar el trabajo docente. A lo largo del tiempo, se
ha identificado que hay algunos aspectos de la dinámica del hogar que son
particularmente beneficiosos para el proceso educativo. Ahondando en ello, se
puede precisar que existen ciertos patrones de la vida familiar que impactan de
manera positiva en el aprendizaje de los alumnos; a continuación se enlistan
separados en tres rubros:
Relación
padres-hijos:
1. Realizar conversaciones diarias
acerca de hechos cotidianos.
2. Mostrarles expresiones de afecto.
3. Realizar comentarios en familia sobre libros, noticias del periódico,
revistas, programas de televisión
4. Visitar en familia o con miembros de la familia bibliotecas, museos, zoológicos, lugares
históricos o con actividades culturales.
5. Estimular a los hijos para emplear nuevas palabras y ampliar el
vocabulario.
Rutinas de
la vida familiar:
1. Establecer un tiempo para el estudio en casa.
2. Implementar rutinas diarias que incluyan tiempo para comer, dormir,
jugar, trabajar, estudiar y leer.
3. Tener un lugar tranquilo para estudiar y leer.
4. Mostrar interés en pasatiempos, juegos y actividades con valor
educativo.
Expectativas
familiares y control:
1. Dar prioridad al trabajo escolar y a la lectura en lugar de ver
televisión y del ocio.
2. Generar expectativas de puntualidad.
3. Confiar en que los hijos harán las cosas lo mejor que puedan.
4. Tener preocupación por el uso correcto y apropiado del lenguaje.
5. Ejercer control sobre el grupo de amigos de sus hijos.
6. Tener control y analizar los programas de televisión junto con los
hijos.
7. Mantener conocimiento del progreso de los hijos en la escuela y de su
crecimiento personal.
Es evidente que cuando un niño llega a la
escuela preparado en actitud, hábito y habilidad para aprovechar al máximo la
instrucción del profesor, la eficacia de éste se incrementa. Dado que los niños
aprenden mejor cuando el ambiente del hogar promueve los patrones de vida
familiar arriba señalados, esto también anima a la escuela a ayudar a los
padres a crear un ambiente del hogar aún más positivo. Estas prácticas
familiares son posibles en casi todos los hogares, sin importar el nivel
educativo alcanzado por los padres o de su estatus socioeconómico.
Este apoyo desde la dinámica del hogar, al ir
acompañado de una buena práctica docente dentro del aula y de una adecuada
labor desde la parte directiva, seguramente llevará a la consecución de las
metas. La escuela y la familia deben trabajar de manera conjunta y articulada,
al hacerlo, las posibilidades de éxito en el desarrollo integral de los alumnos
se multiplica.
Referencias
del artículo: Familia y escuela, Redding Sam, INEE, 2010
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